Pero estos rasgos en realidad revelan un problema subyacente y que puede rastrearse hasta la infancia misma del individuo. El hecho de que alguien se defina a sí como o que despliegue los rasgos de un controlador quiere decir que sufrió, durante su infancia, episodios de traición.
Hay un motivo detrás de la necesidad de controlar todo y a todos |
Directa o indirecta
La traición pudo darse por parte de uno de los padres, familiares, o amigos del individuo, tuvo que haber ocurrido antes de la pubertad y fue algo que le ha marcado desde entonces, ya que vino de alguien muy cercano o confiable. Este tipo de traición se conoce como directa, pues se le infligió al individuo mismo.
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Una traición durante la infancia puede llevar a alguien a buscar controlar a los demás como mecanismo de defensa |
Pero además puede haberse tratado de una traición indirecta, es decir, que haya afectado a alguien muy cercano, por ejemplo de un progenitor a otro, por medio de una infidelidad, quizás. Este tipo de traición también conduce al comportamiento del controlador.
Por miedo
Los controladores poseen un temor a ser traicionados o a que se les fallen en cualquier sentido, que por ello tratan a toda costa de ejercer un control intenso sobre quienes les rodean, de manera que puedan “predecir” si alguien va a volverse en contra de ellos.
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Los controladores son más guiados por temor a la traición que por motivos objetivos |
Dada la naturaleza de sus heridas emocionales, tienden a ser fríos, manipuladores y cínicos, además de un tanto insensibles, para ellos, todo el mundo es una amenaza, pero en vez de actuar con miedo se defienden de manera agresiva, desplegando su comportamiento y tratando de ejercer control sobre los demás para sentirse a salvo. Comenta y comparte.
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Foto Por Cortesía: cuidatusaludemocional.com
