Una persona puede llegar a esforzarse demasiado por complacer a otros, lo que hace que las necesidades propias queden en un segundo plano, o relegadas al olvido, esperando que alguien más “pague el favor” y atienda nuestras necesidades. Esto puede ser dañino para nuestra vida emocional, pero vamos a ver cómo evitarlo.
| Complacer a los demás puede ser doloroso para nosotros |
El precio es alto
Complacer a los demás no siempre es malo, pero puede ser negativo si nos conformamos con “el placer de ver a otro sonreir” pero al mismo tiempo nos conduce a hacer cosas que no queremos hacer. Esto nos puede llevar, por ejemplo, a adoptar una religión que no nos parece sólo para complacer a nuestros padres.
| Complacer a otros antes que a nosotros mismos tiene un precio alto |
Contravenir nuestros valores, preferencias u opiniones con tal de complacer a otra persona genera una gran cantidad de frustración y estrés que se acumula forzosamente hasta que, en algún punto, sale bruscamente a la luz. Además de que nos hacemos daño, muchas veces las demás personas no quedarán del todo conformes con nosotros, el precio es alto y la meta es casi imposible: complacer absolutamente a alguien más.
Empieza por ti
Si no te sabes complacer a ti, y hacer lo que te gusta y te hace feliz, no esperes poder hacer felices a los demás. Todo empieza desde dentro, así que debes empezar por hacer cosas que te complazcan, así tú llevarás una vida bastante más plena.
| Comienza por aprender a complacerte |
Lo primero para hacer esto comienza por dejar de hacer las cosas que no quieres. Debes aprender a decir que no y a comprender que los demás no son responsables de tu felicidad, sino tu. A través de esta práctica, viviendo para ti, podrás llegar a sentir satisfacción por la vida, vivir para otros se puede pagar con ansiedades y depresiones. Comenta y comparte.
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Foto Por Cortesía: mejorconsalud.com
