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SUDECK, 3 DE NOVIEMBRE DEL 2015: LA CAÍDA

Posted by admin Posted on Feb - 28 - 2016

Advertencia: Si no eres creyente en nada, ni en Dios, ni en los Seres de Luz, ni en la Magia, ni en el Poder de la Mente, Autosugestión, Autoregeneración, en los Remedios Naturales, y en el poder de la Madre Tierra, por favor no siga leyendo. Éste artículo tal vez no sea para usted, porque no encontrará su curación aquí. Siento las molestias ocasionadas. 

 Lidia M.



Hola a todos, en verdad después de haber tenido que vivir un experiencia algo complicada, la cual nos ha afectado por completo no sólo a mí, si no a todos los componentes de mi familia, he podido sacar nuevas conclusiones sobre el concepto de la “enfermedad”. Aunque de esta reflexión personal hablaré en otro momento.

SUDECK, 3 DE NOVIEMBRE DEL 2015: LA CAÍDA

El día 3 de noviembre del 2015, cambió totalmente mi vida dando un giro de 180º completamente, al verme frente a un nuevo reto, tener que enfrentarnos a una enfermedad rara y desconocida, denominada Sudeck. Sí, el día 2 de noviembre, no podría haber imaginado jamás que mi vida y la de mi familia se pondría totalmente boca abajo. 

En mi día a día, ya de por sí vivía estresada debido a las excesivas horas de trabajo que desempeñaba, sin ningún tipo de beneficio económico, al tener que ejercer funciones como mamá, ama de casa y redactora jefe de mi propia red de blogs “Grupo LM“. En verdad, mi horario de trabajo es de apróximadamente de las 12:30 de la mañana hasta las 7 de la madrugada en horario de España. 

En aquellos entonces, y tal como sigo ahora mismo, el cansancio era increíble, y la falta de sueño aún más. Aunque si os digo la verdad, muchas veces pienso que esta fuerza interior que tengo viene de ahí arriba, y con ésto creo que me entendéis. Sinceramente, soy una persona que me gusta enfrentarme a mis propios retos personales, además soy inconformista por naturaleza con la sociedad, aunque acepto las opiniones ajenas. Vivimos en una dimensión que cada cuál tiene sus propias creencias y experiencias, y debemos respetar que cada uno evolucione a nivel social, mental y espiritual a su manera. 

Yo no soy de las que me guste o me conforme con lo que me vende el sistema, pero tampoco me meto en las decisiones de los demás, porque he aprendido la importancia de la palabra “respeto”. Aunque a veces ya no aguante más y me haya visto forzada a decir dolorosas verdades para que otros comprendan sus errores, y como afectan a las personas de su entorno.

Ya llevo unos años online, y siento que estoy cumpliendo parte de mi misión de vida, apostando por aportar mi granito de arena para ayudar a levantar consciencia, aunque no obligo a nadie para que lo haga, porque cada cual puede hacer lo que estime con su vida. No hay mayor compasión que dejar que cada cual sea feliz a su manera, y pienso humildemente que muchas cosas horribles que acontecen en este mundo se evitarían si todos pensáramos de la misma manera. 

LA IMPREVISTA Y DESASTROSA CAÍDA

¡Quién me iba a decir a mí, que el día 3 de noviembre por la tarde temprano, iba a ser el principio de una pesadilla que aún hoy día nos tiene en vilo, a pesar de que mi hija está prácticamente curada! A las 5 de la tarde aproximadamente comenzaría este mal sueño del que creo que hemos casi despertado ya, y sinceramente no deseo que a nadie le ocurra esta pesadilla ¡la verdad! Sin embargo, estos acontecimientos me han hecho pensar en publicar próximamente un post llamado “Sudeck, maldición o milagro“, donde explicaré el por qué de su título.

Ciertamente, no puedo explicarme como momentos antes de aquel percance, no presentí nada. No sabía que mi día iba a ser tan conmovedor, ni tan siquiera mis receptores psíquicos me avisaron de que mi hija iba a tener una desastrosa caída que la llevaría a una nueva visión de la realidad. A las 6 de la tarde me encontraba trabajando delante del ordenador como siempre, y mi hija ya estaba posiblemente lastimada sentada en el suelo del gimnasio de Gimnasia Rítmica en el pueblo donde resido, Manilva. 

A las 7 de la tarde llegó a casa junto a su hermana y su papá, ya que él siempre las recogía después de cada entrenamiento deportivo. Entró en casa herida a nivel interno con un dolor increíble. Cuando le miramos la rodilla, no se le veía gran cosa, tan solo un poco de inflamación, sin embargo sí que parecía muy enrojecida, además el dolor era muy intenso. 

A pesar de ello, a mi niña le dimos con un poco de crema antiinflamatoria, y la pobre mía a pesar de que yo le comenté que no hiciera los deberes de clase los realizó como pudo, para finalmente sentarse en el sofá donde acabó tumbándose a causa del fuerte dolor. Y desgraciadamente, para nuestra tristeza así permanecer en él, hasta prácticamente hoy día, 10 de junio del 2016. Ahora mismo mi hija se encuentra muy recuperada, tanto es que los cambios de coloración han desaparecido, no existe crecimiento anormal del vello en la pierna y las uñas, no hay crisis… entre otros síntomas del Sudeck. 

Sin embargo, cuando hace algo de excesivo esfuerzo le comienzan unos pequeños esguinces, que la fuerzan a descansar de forma obligada durante algunos días. Preferimos no forzar la pierna y así evitamos que con ello vuelva el Síndrome de Dolor Regional Complejo. Por ello pienso, que todavía nos queda algo más tiempo en el tema de la recuperación total, aunque ya todo es diferente, ahora mi hija está prácticamente curada, vive sin dolor, y el Sudeck casi ha remitido, pero sinceramente ha sido duro… demasiado… diría yo.  

Incluso, estando ella tumbada llegó una conocida por casualidad, que miró su rodilla, a la que le comenté que la llevaríamos al hospital. Ella miró varias veces la pierna de mi Scarlett, y me miró como diciendo “chica, estás exagerando, porque tu hija no tiene nada de nada, lo que veo es un poco de hinchanzón, rojez y poco más”. Es decir, le faltó decir “qué exagerada eres, mujer”.

Ahí estaba yo sin saber que hacer, y su padre diciendo que aquello tan sólo se trataba de un simple esguince. Aunque yo en verdad pensaba más de lo mismo, porque por más que miraba la rodilla no veía nada de especial, sin sospechar que ahí dentro habría algo que nos llevaría al interior de un abismo. Sinceramente, un giro de 180º nos acabó pegando directamente en la cara desde ese preciso instante, y el cual nos llegaría afectar profundamente a nivel físico y mental, tanto en mi niña, en su hermanita, su padre o a mí misma. 

Estaba tan bloqueada que no sabía si arreglarme (que por cierto soy de las que tardan un montón en hacerlo, entre maquillaje y otras pijotadas que hacemos las mujeres) o seguir trabajando porque estaba completamente a full en la red de blogs. Y es que la idea de hacer cola en un hospital le aterra a cualquiera, porque cierto es que te puedes llevar esperando 4 horas perfectamente para que finalmente te digan que tan sólo tiene un esguince y nada más. 

Recuerdo, que se lo comenté a mi compañera y amiga Waleska por vía Facebook, siendo por este medio más rápido comunicarmos, o al menos me lo parece a mí, ya que por correo electrónico siempre es más lento. Ella me aconsejó poner un poco de hielo en la zona afectada, y de esta manera tal vez tendría algo de mejoría. Mientras su padre, no paraba de decirme ¡arréglate que nos vamos al hospital! Y la verdad sea dicha yo temo mucho los hospitales, sobre todo por las horas que pasan mientras esperas que te atiendan, y más aún cuando al día siguiente hay colegio, lo digo sobre todo por mi otra pequeña, Yaiza. 

Efectivamente, fuimos al hospital y allí le realizaron una radiografía, donde no se observó nada extraño. La vendaron y me dijeron que en unos 5 días podría hacer vida normal. Eso fue todo y para casa de nuevo. Bueno, en verdad… ese fue el inicio de una pesadilla llamada Síndrome de Dolor Complejo Sudeck. Si deseas seguir leyendo la segunda parte haz click aquí



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COPYRIGHT © LIDIA M.Y. 
Foto Por Cortesía: Lidia M.Y.

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