El sensacionalismo periodístico siempre saca a la luz los acontecimientos que más venden en la actualidad: corrupción, robos, violencia, entre otros males de la humanidad. Como si de la Caja de Pandora se tratase, que una vez abierta todos los males del mundo andan deambulando por ahí.
Sin embargo, las noticias agradables, bonitas y de personas verdaderamente valientes no venden, por ello es raro que este tipo de noticias ocupen la portada de alguna revista de actualidad general.
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CAJA DE PANDORA |
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TSUNAMI |
A pesar de lo inteligente que se cree el ser humano, todavía no somos conscientes de que si hubiera algo o alguien, que tuviera la intención de extinguir a esta obsoleta civilización actual, sin duda lo haría, con un llámese: terremoto, maremoto, o el fenómeno meteorológico que pudiera suceder, en caso de querer o tener un interés extremo en exterminar a la humanidad en su totalidad. ¡Que ingenuos somos!
La humanidad, en ocasiones, cree que son como auténticos Dioses, cuando sólo somos pequeñas migajas al lado de las grandes energías que se mueven en el Cosmos y fuera de él, en el Infinito más puro, e incluso con especiales y enigmáticos matices místicos, de grandes fuerzas creadoras universales.
Y todavía, se piensa que el Titanic no lo podía hundir nadie, pero finalmente, el desgraciado paso de una sombra oscura tenebrosa de infortunio acabó hundiendo a este majestuoso barco.
Este lamentable suceso ocurrido fue producido por un choque a estribor contra un gran iceberg. No se divisó a tiempo, y con ello se acabó con la preciada vida de un total 1512 personas, el día 14 de abril de 1912.
La hora aproximada del fatídico siniestro fue a las 23:40 horas acabando finalmente de hundirse a las 2:20 horas de la madrugada. Una gran tragedia que no debería de haber ocurrido, pero fuerzas mayores e invisibles del destino provocaron que este naufragio fuera uno de los más lamentables de la época.
La película, aquella superproducción americana donde trabajaban Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, al verla me causó tal impacto, que aún a día de hoy no he vuelto a ver por segunda vez, y no porque la película fuera caótica y pésima, sino todo lo contrario, porque la angustia interior hace aflorar mis lágrimas a la hora de presenciar como familias enteras murieron ahogadas, incluso niños pequeños indefensos.
La soberbia de que aquel barco. el cual supuestamente, no lo hundiría nadie acabó con la vida de cientos de personas, y gran parte de aquella catástrofe fue gracias a la estupidez de no haber ubicado más barcos salvavidas de los que se debería haber instalado. El Titanic tenía una capacidad de 32 botes, a disposición de las personas en caso de posible accidente marítimo, como finalmente aconteció.
Otra gran vergüenza que aconteció en la época de este lamentable accidente fue que los botes salvavidas iban prácticamente vacíos a la hora de arrojarlos al mar, creo recordar según aquel documental, que los primeros botes iban semi vacíos, porque fueron destinados para mujeres de clase alta y sus mascotas. ¡¡Sí, sus perritos y gatitos!! ¡mira que gracia!, y que conste que yo soy defensora de los animales al máximo, pero ver morir a una criatura indefensa como un niño, para que un perrito vaya cómodo me parece una idea absurda. Pues, ¡que el perrito o el gatito hubiera ido sentado en la falda de su dueña, y no hubiera ocupado un asiento para el sólo! Esa es mi humilde opinión.
Además, muchas de estas damiselas ricachonas decían, según pude observar en esta historia contada en un reportaje televisivo, que no querían ensuciarse el vestido con personas de clase baja o los que viajaban en tercera clase, en la zona más inferior del “Titanic”. Y como se dice en mi tierra, con perdón, ¡hay que joderse!
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